Ya no hay vuelta atrás. Lo has hecho tan bien, David, que ya no hay vuelta atrás. Apareciste en mi vida disfrazado de certeza y permanecerás en ella como símbolo de nobleza, valentía y libertad. Gracias por enseñarme a deshacer historias y convertir los recuerdos en suelo fértil. Gracias por crear instantes infinitos. Por el viaje infinito.