Con un año por delante lleno de retos que me ilusionaban, decidí acompañarme de la grandeza y el misterio que la NoEscuela me sugería. Sin que supiera, hasta ese momento, de la existencia de este ser colosal que resultó ser David. Algo me dijo que ese viaje iba a ser decisivo en mi vida y así fue. Atravesar las Puertas, que con maestría y minuciosidad fueron creadas para que ya nunca pudieran volver a cerrarse, me ha aportado no sólo nuevos conocimientos que se han ido revelando en mí con precisión, sino que también se ha pulido y abrillantado aquello con lo que ya venía para, en mi caso, darle el valor que siempre debió tener. Me he revalorizado y tengo la certeza de que, a partir de ahora, mi misión será honrar mi existencia con valentía y conquistar mi libertad. De David sería imposible destacar sólo una cosa. Su generosidad es inconmensurable, sus conocimientos vastísimos y su creación eterna.